martes, 31 de marzo de 2020

Viajeros de papel. La máquina del tiempo

Todo empezó dos días atrás, cuando me encontraba en el parque leyendo el libro de mi niñez: Prohibido leer a Lewis Carroll. Casualmente esa mañana revisando mis libros, que tenía previsto donar, lo divisé entre aquellos montones y como mi agenda se encontraba vacía decidí ir a leerlo para así descubrir todos los misterios que albergaba. Antes de comenzar con mi esperada lectura observé la portada con detenimiento, qué recuerdos pensé, abrí la novela y me fijé en que aún conservaba escrito mi nombre: Cellie.

Pasé de página, en blanco, otra, en blanco, ojeé en cada rincón del libro, ¿habían desaparecido las letras?, no, imposible. No daba crédito a lo que contemplaba, era desconcertante, ¿sufría alucinaciones? De repente percibí una extraña presencia a mi alrededor, conseguí distinguir un conejo blanco al final del parque y sin pensármelo dos veces salí corriendo detrás del animalillo. En medio del correteo tropecé y caí en una charca, sin darme cuenta ahora me encontraba en un extraño túnel ¿cómo llegué hasta allí?
Seguí caminando hasta toparme con una estantería repleta de libros.

Empecé a cotillear lo que poseía se mueble y descubrí uno que me resultaba familiar, se trataba de: Prohibido leer a Lewis Carroll. Sin más dilación lo cogí y en un abrir y cerrar de ojos todo se desvaneció y yo aparecí en el parque, donde empezó esta locura, pero lo notaba cambiado. Pensé que lo ocurrido fueron imaginaciones mías y me dirigí a casa, hasta que vi algo que me impactó, acababa de verme, pero no a mi yo de ahora sino a mi yo del pasado.

A partir de ese encuentro investigué, y descubrí que me hallaba en el año 2013, por entonces yo tenía diez años y vivía obsesionada con la novela que me causaba tanto misterio ahora mismo. Necesitaba descubrir la forma de volver al presente, no quería permanecer en el pasado más tiempo. Pensé en cómo llegué hasta donde me encontraba ¿y si se volvía de la misma forma que se llegaba? Debía intentarlo, así que inmediatamente fui a buscar a la única persona que creía que podía poseer mi librito: mi yo del pasado.

Cuando llegué a “nuestra casa” entré por la puerta trasera, mi yo de diez años se situaba en el salón y supuse que lo que andaba buscando permanecía en la mesita de mi habitación, pasé cuidadosamente a través de cada puerta para que nadie me viera hasta entrar, ya ahí dentro busqué silenciosamente, cuando lo divisé seguidamente lo agarré y lo abrí.

Otra vez me encontraba en el parque, comprobé si me hallaba en el presente y efectivamente estaba en lo cierto. En ese momento terminó mi aventura, pero me preguntaba si acababa de descubrir una manera de viajar en el tiempo...

8.5. añade algunos signos de puntuación y quedará perfecto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario